Lista completa de temas
.
UNA ACUSACIÓN INFUNDADA
.
por Horacio Velmont
Contacto
.
BIENAVENTURADOS LOS MUERTOS
QUE GOZAN DE BUENA SALUD
En la edición del 10 de mayo de 2013 apareció en el diario Perfil la noticia de que un abogado justicialista, el doctor Juan Ricardo Mussa, pidió que se investigue la muerte de Néstor Kirchner, supuestamente acaecida el 27 de octubre de 2010 a causa de un asesinato, que habría sido perpetrado por su esposa Cristina con la complicidad de su hijo Máximo. Como medida previa solicita la exhumación del cadáver *.
Nosotros sabemos, por indicios tan contundentes como irrefutables, que esa denuncia no tiene ninguna consistencia porque Néstor Kirchner está vivo, habiendo fingido su propia muerte, siendo obviamente cómplices de este fraude tanto su esposa como su hijo. Pero nunca autores de un asesinato.
Muchas veces nos hemos ocupado de la supuesta muerte de Néstor Kirchner y también señalado que nuestra misión no es juzgar a nadie por sus hechos, sino simplemente ponerlos de manifiesto, como lo haría cualquier ciudadano que los conociera. A nadie le gusta, por otra parte, que le tomen el pelo tan groseramente.
No es nuestra intención meternos en política y juzgar si Cristina Kirchner, en cuanto gobierno, está haciendo las cosas bien o mal, pero sí defenderla de la acusación de asesina junto a su hijo. No lo son en absoluto. En todo caso son víctimas de las circunstancias, porque seguramente nunca previeron que el hecho de colaborar en la muerte falsa de Néstor les acarrearía una denuncia por asesinato.
¿Pero cómo se resuelve algo así? Es decir, ¿cómo hará el juez Ercolini para no dar curso a la querella? Pues es muy simple: le revelarán el hecho de que Néstor está vivo y entonces, sabiendo en su fuero íntimo que la denuncia carece de viabilidad, la desestimará de plano.
Naturalmente que armará una argumentación jurídica para tal desestimación, –también es posible que eche mano de alguna cuestión formal– y su conciencia quedará tranquila de que procedió correctamente. Y nosotros también.
Ya están apareciendo en la Red muchas leyendas urbanas sobre la muerte de Néstor Kirchner, algunas de ellas difundidas por quienes no desean que se descubra la verdad que está vivo, haciendo creer que está bien muerto. Una de ellas es la siguiente:
Soy el médico clínico Raúl Vizcaino, DNI, 10.083.432, atendí a Néstor Kirchner en el Hospital de Calafate, tras su arribo a la centro asistencial en el que trabajaba, antes de los acontecimientos que paso a relatarles, el 27 de octubre de 2010 a las 7.34 de la mañana fui testigo de un magnicidio. El ex. Presidente, arribo al hospital con una herida de bala en el pómulo izquierdo como punto de entrada, y el lóbulo derecho el punto de salida, lo que le provoco la muerte instantánea. Asumiendo que había sido un atentado, cuando pude asistir a hablar con los miembros de la seguridad presidencial, para interesarme por lo que había ocurrido, uno de los agentes me comento que estaba solo con la Sra. Presidenta, cuando se sucedió el disparo, y que no había nadie más.
A lo que asumí que o eran ellos mismos quienes lo asesinaron, o alguien desde afuera. Asumí que todo esto si iba a saber y que la consternación nacional seria como después lo fue, pero con otros argumentos. Desde ese día, vivo huyendo, y escondiéndome, trabajando en negro en panaderías, talleres, o lo que sea que encuentre. Conseguí un documento falso, para poder dar cierto grado de credibilidad a mis empleadores. Mi pareja falleció en un confuso accidente, a los dos días de la muerte del expresidente, cuando se encontraba realizando tramites en Rio Gallegos. Yo tuve que escapar del Calafate, al ver que a una de mis enfermeras del hospital las amenazaron de muerte, si comentaban algo de lo que habían visto. Un mes más tarde, fue removido el director del hospital del Calafate, Dr. Marcelo Bravo, diciendo que renunciaba, y se anunció la construcción de un nuevo y más completo hospital en otra zona de la ciudad.
Me persigue gente de aspecto policial o de fuerzas armadas de civil, y tengo orden de captura con mi foto pero con el nombre de Luis Rafael Piccinetti, por el crimen de un Tucumano, pero la foto, es la de mi DNI.
Aquí a punto de partir desde Santiago de Chile, a donde llegue de manera ilegal, asistido por gente que creyó en mi historia, parto con rumbo desconocido.
Dios quiera que algún día pueda regresar a mi Calafate querido, encontrarme con los afectos, y que sepan que estoy bien, que me cuesta dormir en las noches, y que vivo con miedo. Mis padres son vigilados, al igual que mis hermanos, colegas, y vecinos del Calafate. No espero que me crean, les pido a quienes tengan la posibilidad, averigüen que paso esa mañana. La Presidenta debe hablar al respecto y contar lo que paso, o que la justicia investigue. No se cuánto tiempo más me quede. Yo vi que fue asesinado, de un tiro limpio, con sus ojos cerrados, y según mis cálculos, pudo haber muerto estando acostado porque su cabeza y espalda estaban bañadas en sangre, y su cara limpia, con el orificio de entrada. No se qué fuerzas o que personas son las responsables de esto, ya no tengo una vida. Y temo por el destino de mi patria, si hemos de ser dominados por gente que puede ser capaz de hacer esto.
Recogemos la lúcida opinión del periodista Christian Sanz sobre este texto **:
“A simple vista, se nota que el mensaje es falso, con un dramatismo exacerbado y un relato muy poco creíble. ¿Cómo creer que un médico no pueda dar una descripción más precisa de lo que supuestamente vio?
“Más allá de ese detalle, llaman la atención ciertas imprecisiones, como el hecho de que el Dr. Marcelo Bravo habría renunciado a su cargo en el Hospital de El Calafate inmediatamente después de la muerte de Néstor Kirchner.
“En realidad, el galeno se fue de allí en septiembre del año 2012 por cuestiones que nada tuvieron que ver con el ex Presidente, sino más bien por un conflicto de personal de ese nosocomio.
“A su vez, el DNI que aparece en el texto, atribuido a Vizcaíno también es falaz. En realidad, corresponde a una mujer llamada Ester Alicia Czakakowaky, domiciliada en la calle Pino 6437, de Avellaneda, Buenos Aires.
“Finalmente, el dato más elocuente: ningún Raúl Vizcaino atendió a Kirchner el 27 de octubre de 2010, día en el que falleció.
“Ante todo lo dicho, hay que admitir lo inevitable: se está ante una nueva leyenda urbana.
“Lo triste es que, sin hacer el mínimo chequeo que hizo este diario, cientos de personas han impulsado esta historia como si fuera real, aportando una innecesaria cuota de desinformación a la incertidumbre ya existente.
“No es la primera leyenda, ni será la última que se dé a conocer respecto a un tema de interés público.
“Ello no es bueno ni malo, solo es un síntoma de la falta de rigor y escepticismo que vive hoy la sociedad”.
Hemos mencionado que existen indicios contundentes e irrefutables sobre el hecho de la muerte fingida de Néstor Kirchner que desestimarían de cuajo la denuncia de asesinato contra Cristinta y su hijo Máximo. Veamos cuáles son.
En principio, no podemos dejar de citar al gran vidente Benjamín Solari Parravicini –conocido también como “el Nostradamus argentino”–, que en una de sus psicografías premonitorias referidas a la Argentina dibujó un cajón donde aparece un “muerto”, muy parecido a Néstor Kirchner, pero con los ojos abiertos.